miércoles, 28 de septiembre de 2011

Huevos y Veganismo...


Huevos y veganismo:

¿Por qué no consumir huevos?

En este artículo pretendemos aclarar por qué los veganos rechazan el consumo de huevos.
Huevos y veganismo
Contrariamente a la opinión generalizada, el consumo de huevos, al igual que el consumo de lácteos, tiene como consecuencia directa una situación de esclavitud para los animales y antes o después su muerte. Por ello, la actitud de respeto del vegetarianismo debe excluir dichos productos. La libertad y la vida de los individuos deben ser respetadas independientemente de la especie a la que pertenezcan, lo único relevante para respetar a otro/a es su capacidad para sufrir y disfrutar. Ningún animal merece ser una propiedad.

1.- Las gallinas son esclavas

"Como cualquier productor, el objetivo de todo avicultor es el de obtener buenos ingresos de su explotación. Para ello su negocio debe ser rentable y sufragar, parcial o totalmente los gastos de su familia, amortizar inversiones y obtener una ganancia."
Boris Coto. Guía para el manejo de una granja avícola.
www.mag.go.cr/biblioteca_virtual_animal/tec_granja.pdf
El estatus legal de los animales no humanos es sencillo: son propiedades. Un gallina puede comprarse, venderse, se le hace producir al máximo y cuando deja de ser rentable se mata. Esto es legal y socialmente aceptado como algo normal. Por supuesto esto es extensible a los demás animales no humanos. La vida de una gallina esta a salvo sólo por su índice de productividad.

2.- Selección de los pollitos macho

Cuando un pollito eclosiona del huevo es seleccionado y en función del sexo es condenado a una vida de esclavitud o a la muerte. Si el pollito es hembra pasará a la producción de huevos, si es macho se le arrojará a una maquina trituradora y su cuerpo servirá posiblemente para hacer pienso y servir de comida a otros animales. (Otros posibles destinos para un pollito macho son un contenedor de basura lleno de sus compañeros para finalmente morir asfixiados, acabar pintado de colores y vendido como un juguete en un mercadillo, etc...)

3.- El despique (mutilación del pico de las gallinas)

Esta es una de las prácticas más comunes a las que se ven sometidas las gallinas. Sobre este particular, dejaremos que el manual sobre producción avícola que hemos citado antes lo explique:
"Esta práctica tiene dos finalidades, prevenir el canibalismo (que se da frecuentemente por el estrés) y reducir el desperdicio de alimento. Se debe realizar en forma rápida ya que para eso se utiliza una máquina despicadora con navaja en caliente que generalmente corta tanto la parte superior como la inferior del pico. La cuchilla caliente cauteriza (detiene el sangrado) el corte, evitando así un sangrado profuso. El canibalismo comienza con el picoteo y el arranque de plumas de unas a otras, hasta llegar al rompimiento o corte de la piel y el sangrado. Si no se controla a tiempo en esta etapa de sangrado, las aves más agresivas terminan matando a las más débiles. El color rojo de la sangre es lo que más les llama la atención, por lo que el problema de canibalismo es más serio en aves de plumaje claro o blanco"
Boris Coto. Guía para el manejo de una granja avícola.
www.mag.go.cr/biblioteca_virtual_animal/tec_granja.pdf

4.- Una gallina no productiva es una gallina condenada.

Si has tenido la dudosa fortuna de nacer hembra salvando la vida después de nacer, al margen de las condiciones concretas de explotación que tengas que sufrir, también serás víctima tarde o temprano de otras selecciones periódicas para detectar si eres o no productiva.
A ningún productor de huevos le interesa gastar dinero en alimentar a una gallina que no pone huevos. Por tanto, si tu aspecto delata que ya no das suficientes beneficios simplemente serás matada.
Nuevamente el manual de producción avícola dice:
"Se entiende por "selección" la práctica de poder detectar, primero por medio de la vista y luego mediante un examen físico individual, a todas aquellas aves que no presentan uniformidad dentro de una parvada y que aparentan estar enfermas y/o que no estén produciendo.
Una vez que se localiza a una gallina con la apariencia de no estar en producción, se procede a revisarle la separación que tienen los huesos pélvicos, los cuales se ubican a ambos lados de la cloaca y entre los cuales debe existir una separación de unos tres cm. Esa separación o espacio es necesario porque por ahí deberá pasar el huevo.
Es muy importante realizar esta selección debido a que las aves no productivas reducen las ganancias de la actividad. Por esta razón la selección siempre debe ser rigurosa, es conveniente hacerla cuando las aves cumplen 15 semanas de edad y otra a las cinco semanas de iniciada la producción.
Posteriormente se debe realizar por lo menos una vez al mes."
Boris Coto. Guía para el manejo de una granja avícola.
www.mag.go.cr/biblioteca_virtual_animal/tec_granja.pdf

5.- Conclusión

La simple situación legal de los animales nos da una pista muy clara de las consecuencias de nuestro consumo. Las gallinas, como el resto de animales, son propiedades del empresario/a avícola. Su reproducción, la comida que comen, la luz que verán y, en definitiva, su vida y su muerte dependen simplemente de factores económicos de producción. Cuando se mata a una gallina se está tomando una decisión económica igual que cuando se compra o se vende una sartén.
Esto es posible debido a que la mayoría de las personas no se han cuestionado que, al margen de las condiciones, el hecho mismo de la explotación animal es terriblemente injusto. Ser humana o gallina no nos dice nada de nuestro interés básico por disfrutar de nuestra vida. Por ello, de la misma manera que rechazamos la discriminación en función del sexo o el color de piel, debemos rechazar la discriminación que sufren los demás animales simplemente porque pertenecen a otra especie.
Los animales no son cosas, son seres con plena capacidad para sufrir y disfrutar. Y esta capacidad es lo que les hace merecedores de un verdadero respeto. Este respeto empieza por no considerarlos nuestros esclavos.
No podemos engañarnos: no hay explotación sin victimas. Por ello, debemos rechazar el consumo de huevos. Eliminando nuestra demanda de productos de origen animal evitamos gran cantidad de muerte y sufrimientos, potenciando una transformación social hacia el respeto de los demás animales.

La construcción social de los cuerpos comestibles y los humanos como predadores


¿Somos o no somos depredadores? En un intento por vernos a nosotros mismos como seres naturales, hay quien argumenta que los humanos son simples depredadores como algunos de los otros animales. El vegetarianismo es entonces visto como no natural mientras que el carnivorismo de otros animales se hace el paradigma. Los derechos animales son criticados "ya que no entienden que una especie se mantenga o sea mantenida por otra es lo natural para el sustento de la vida" (Ahlers 1990, 443). Las profundas diferencias con los animales carnívoros permanecen sin examinar porque la noción de los humanos como depredadores está en consonancia con la idea de que necesitamos comer carne. De hecho, el carnivorismo es verdad sólo para alrededor de un 20 por ciento de los animales no humanos. ¿Podemos realmente generalizar desde esta experiencia y pretender conocer con precisión qué es "lo natural", o podemos extrapolar el rol de los humanos de acuerdo con este paradigma?
Algunas feministas han argumentado que comer animales es natural porque no tenemos un estómago doble como los herbívoros o los molares planos y que los chimpacés comen carne y lo ven como un placer (Kevles 1990). Este argumento de la anatomía implica filtrar selectivamente. De hecho, todos los primates son ante todo herbívoros. Aunque algunos chimpancés hayan sido vistos comiendo carne muerta -como mucho seis veces en un mes- algunos otros nunca comen carne. La carne muerta constituye menos del 4 por ciento de la dieta de los chimpancés; muchos comen insectos, y no comen lácteos ni huevos (Barnard 1990). ¿Se parece eso a la dieta de los seres humanos?
Los chimpancés, como muchos animales carnívoros, aparentemente están mucho más preparados para la captura de animales que los seres humanos. Somos mucho más lentos que ellos. Tienen dientes caninos largos para desgarrar; todos los homínidos perdieron este tipo de caninos hace 3,5 millones de años, aparentemente para permitir mejor la acción de aplastar, apropiada para una dieta de frutas, hojas, frutos secos, brotes y leguminosas. Si nos las arregláramos para conseguir atrapar a un animal no podríamos rasgar su piel. Es verdad que los chimpancés actúan como si la carne fuera un placer. Cuando los humanos vivían como recolectores y el aceite era poco común, la carne de los animales muertos era una buena fuente de calorias. Puede ser que el asunto del "gusto" por la carne tuviera que ver con la capacidad de reconocer las fuentes densas de calorías. Sin embargo, ya no tenemos necesidad de fuentes tan densas de calorías como la grasa animal, ya que nuestro problema no es la falta de grasa, sino más bien el exceso.
Cuando el argumento es que comer animales es natural, se presume que debemos continuar consumiendo animales porque es lo que necesitamos para sobrevivir, para sobrevivir en consonancia con una vida libre de las limitaciones de la cultura artificial que nos priva de la experiencia de nuestro verdadero ser. El paradigma de los animales carnívoros provee el alivio de que comer animales es natural. Este argumento intenta negar la realidad social apelando a lo "natural". El argumento del depredador "natural" ignora también la construcción social. Ya que comemos cadáveres de un modo muy diferente a cualquier otro animal -desmembrado, no recién muerto, no crudo, y con otra comida presente- ¿qué lo hace natural?
La carne es una construcción cultural que se ha hecho parecer natural e inevitable. Al tiempo que se hace la analogía con los animales carnívoros, el individuo que lo argumenta ha estado consumiendo animales desde antes de que pudiera hablar. Las racionalizaciones para consumir animales le eran ofrecidas probablemente cuando este individuo, a la edad de cuatro o cinco años, quedó desconcertado al descubrir que la carne procedía de animales muertos. El sabor de la carne muerta precedió a las justificaciones, y ofreció un fuerte fundamento para creer que son verdaderas, y los que nacieron en el "baby boom" se enfrentan con el problema adicional de que a medida que crecían, la carne y los productos lácteos habían sido canonizados como dos de los cuatro grupos básicos de alimentos. (Esto pasó en la década de 1950 y fue resultado de la acción de los grupos de presión de la industria láctea y de la ternera. En el cambio de siglo había doce grupos básicos de alimentos.) Así los individuos no sólo han experimentado el gratificante sabor de comer animales sino que pueden creer de verdad lo que les ha sido dicho sin cesar desde la niñez - que los animales muertos son necesarios para la supervivencia humana. La idea de que comer carne es natural se elabora en este contexto. La ideología hace que lo artificial parezca natural, predestinado. De hecho, la propia ideología desaparece detrás de la fachada de que se habla de "comida".
Interactuamos con invididuos animales diariamente si nos los comemos. Sin embargo, este enunciado y sus implicaciones son reposicionados de modo que el animal desaparece y se dice que estamos interactuando con una forma de alimento que se denomina "carne". En The Sexual Politics of Meat, llamo a este proceso conceptual por el cual los animales desaparecen la estructura del referente ausente (absent referent). El nombre y el cuerpo de los animales se hacen ausentes en la medida en que son animales que existen por su carne. Si los animales están vivos no pueden ser carne. Así un cuerpo muerto reemplaza al animal vivo y los animales se vuelven referentes ausentes. Sin los animales no habría carne que comer, sin embargo, están ausentes en el acto de comer carne porque han sido transformados en comida.
Los animales se hacen ausentes a través del lenguaje que renombra los cuerpos muertos antes de que los consumidores participen comiéndoselos. El referente ausente nos permite olvidarnos del animal como una entidad independiente. La carne asada en el plato es desencarnada del cerdo o cerda que fueron una vez. El referente ausente también nos permite resistir los esfuerzos para hacer a los animales presentes, perpetuando una jerarquía de medios y fines.
El referente ausente tiene como resultado y refuerza el confinamiento ideológico: la ideología del patriarcado establece los conjuntos culturales de humano/animal, crea criterios que postulan la diferencia de las especies cuya importancia es la consideración de quién es un medio y quién puede ser un fin y luego nos adoctrina en la creencia de que comer animales es necesario. Simultaneamente la estructura del referente ausente mantiene a los animales ausentes de nuestra comprensión de la ideología patriarcal y nos hace resistentes a tener a los animales presentes. Esto significa que continuamos interpretando a los animales desde la perspectiva de las necesidades e intereses humanos: les vemos como utilizables y consumibles. Mucho del discurso feminista participa de esta estructura cuando no hace a los animales visibles.
La ontología recapitula la ideología. En otras palabras, la ideología crea lo que parece ser ontológico: si las mujeres son cosificadas como seres sexuales (o violables, como algunas feministas apuntan), los animales son cosificados como portadores de la carne. Cosificando a las mujeres y a los animales como objetos, nuestro lenguaje elimina simultaneamente el hecho de que otra persona está actuando como sujeto/agente/autor de la violencia. Sarah Hoagland demuestra cómo funciona esto: "Juan golpea a María", se convierte en "María fue golpeada por Juan", entonces en "María fue golpeada", y al final "mujer golpeada", y así "mujer maltratada" (Hoagland 1988, 17-18). En relación a la violencia contra la mujer y la creación del término "mujer maltratada", Hoagland observa que "algo que un varón hace a una mujer se convierte ahora en algo que es parte de la naturaleza de la mujer. Y se pierde por completo la consideración de Juan".
La noción del cuerpo del animal como comestible se crea de un modo similar y elimina la acción de los humanos que compran animales muertos para consumirlos: "Alguien mata animales para que yo pueda comer sus cadáveres como carne", se convierte en "los animales son matados para ser comidos como carne", entonces en "los animales son carne", al final "carne animal", y entonces "carne".
Algo que les hacemos a los animales se ha convertido en una parte de la naturaleza del animal, y nosotros perdemos completamente nuestro rol.

"Ecofeminism and the Eating of Animals", Hypathia, No. 6, primavera de 1991, pp 134-137. Traducción: Vegetarianismo.net

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