miércoles, 5 de octubre de 2011

Pros y contras...

El vegetarianismo obtuvo popularidad y auge en México en la década de los 60. Por aquellas fechas surgió una corriente en favor del régimen alimenticio basado en vegetales, que adoptaron algunas personas como forma de vida.

La expansión de las religiones orientales, la meditación, el yoga, el movimiento “hippie”, los movimientos pacifistas, feministas y ecologistas, influyeron en la ideología de los jóvenes de la época, por lo que la comida basada en vegetales alcanzó gran popularidad.

El vegetarianismo estuvo algún tiempo vinculado con las religiones orientales, en particular las provenientes de India, cuyos seguidores no ingerían carne (sobre todo de res) por razones religiosas. Los partidarios de estas filosofías sostenían que la carne “hacía el espíritu pesado” y que si uno pretendía alcanzar el “nirvana” o estados espirituales superiores, debía prescindir de ella.

Por otra parte, la ciencia demostró que la dieta vegetariana ayuda a reducir los niveles de urea y es ideal para solucionar padecimientos renales.

El vegetarianismo por sí mismo no es ecológico. Lo es únicamente cuando se opone no sólo al consumo de carne, sino al tabaquismo, al consumismo, a la comida rápida y/o chatarra, etcétera. En ese caso, resulta tan benéfico como cualquier dieta, ya que quien se somete al régimen presta atención a lo que come y elimina todo aquello que no tiene valor nutritivo.

Es un hecho que no todos los ecologistas, ni siquiera la mayoría, son vegetarianos y que canalizan sus protestas a los métodos de crianza del ganado bovino, ya que consumen carne blanca (pollo y pescado), que médicamente está probado ser más sana que la roja.

Por otro lado, el vegetarianismo presenta algunos problemas: muchos de los vegetarianos no estudian a profundidad el régimen y creen que consiste, únicamente, en la eliminación del consumo de carne. De esta manera, su dieta deja de ser balanceada y se exponen a múltiples problemas de salud, como anemia, osteoporosis y graves desequilibrios protéicos.

Para que un régimen alimenticio sea adecuado y balanceado debe aportar los ocho elementos básicos que permiten el pleno funcionamiento del organismo humano. Uno de estos elementos (aminoácidos), proviene de la carne, y sólo ésta puede aportarlo, aunque algunos vegetarianos sostienen que la combinación de ciertos granos (arroz y frijoles o lentejas) lo puede proporcionar. La carencia de este aminoácido puede causar diversas enfermedades, algunas muy graves, como el cáncer de estómago, que tiene mayor incidencia (hasta 75 por ciento) entre los vegetarianos que entre quienes no lo son.

En el caso de las personas alérgicas a los carbohidratos, el vegetarianismo es el peor régimen, ya que los carbohidratos o glúcidos representan 80 por ciento del aporte alimenticio de la dieta vegetariana. Esto en sí mismo constituye una condena a la obesidad, y aunque se obtiene los beneficios de no ingerir comida “chatarra” y de prestar atención a lo que se come, el exceso de carbohidratos resulta fatal para los obesos, especialmente para los diabéticos.

En términos generales, si el vegetarianismo no va de la mano con una rutina intensa de ejercicios, se almacenará el exceso de carbohidratos en forma de grasa y aumentarán drásticamente los niveles de colesterol y triglicéridos, incrementando el riesgo de ataques cardíacos.

Es fundamental insistir en que lo mejor es consultar a un nutriólogo, porque no existe un régimen alimenticio universal

No hay comentarios:

Publicar un comentario